¿Qué es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)?
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es un conjunto de condiciones irreversibles que dañan los pulmones y las vías respiratorias, dificultando la respiración. Incluye enfisema y bronquitis crónica y se caracteriza por una obstrucción persistente del flujo de aire, episodios de empeoramiento de los síntomas y una progresión a lo largo de años o décadas. Este texto ofrece una visión clara y rigurosa de su definición, causas, diagnóstico, manejo y formas de vivir con la enfermedad.
Definición y cambios estructurales en los pulmones
La EPOC se refiere a una combinación de alteraciones pulmonares que provocan una obstrucción irreparable de las vías respiratorias y una reducción de la capacidad para intercambiar oxígeno y dióxido de carbono. En los pulmones afectados se producen varios cambios característicos:
- Pérdida de elasticidad en las vías respiratorias y en los alveolos (sacos de aire) de los pulmones, lo que dificulta la expulsión del aire.
- Inflamación, cicatrización (fibrosis) y estrechamiento de las vías aéreas, con mayor resistencia al paso del aire.
- Producción de moco espeso y excesivo que obstruye aún más las vías respiratorias.
- Destrucción de paredes entre los alveolos, lo que agranda estos sacos y provoca atrapamiento de aire (aire atrapado en los pulmones).
Con este conjunto de alteraciones, las personas con EPOC tienden a experimentar exacerbaciones: periodos en los que los síntomas empeoran de forma marcada, como dificultad respiratoria severa, moco más espeso o de color, sibilancias y tos. En muchos casos, estas exacerbaciones pueden requerir atención hospitalaria. A lo largo del tiempo, la enfermedad suele avanzar, volviéndose más intensa y frecuente en el transcurso de años o décadas.
Tipos de EPOC
Enfisema
El enfisema ocurre cuando los alveolos se dañan y se agrandan, reduciendo la superficie disponible para el intercambio de gases. La manifestación clínica más frecuente es la disnea o dificultad para respirar, incluso con esfuerzos pequeños o al realizar actividades diarias.
Bronquitis crónica
La bronquitis crónica implica inflamación de las vías aéreas grandes, lo que estrecha las vías y provoca una producción abundante de moco. La tos persistente es el síntoma más habitual en esta forma de EPOC.
Es común que las personas con EPOC presenten características de ambos procesos; la forma predominante puede variar entre pacientes y a lo largo del tiempo.
Síntomas y causas
Síntomas típicos de la EPOC
- Tos con moco crónica, que persiste durante tres meses o más, en al menos dos años consecutivos.
- Dificultad para inhalar y tomar aire profundo.
- Disnea, especialmente con actividades diarias o con esfuerzos leves.
- Sibilancias u otros ruidos anómalos al respirar.
- Tórax con forma de barril, resultado de la hiperexpansión pulmonar.
- Pigmentación azul de la piel (cianosis) en casos avanzados, por menor oxigenación de la sangre.
Factores que provocan la EPOC
El factor más importante es el daño pulmonar asociado al tabaquismo. No todas las personas que fuman desarrollan EPOC, pero fumar es la causa principal en la mayoría de los casos. Otras causas relevantes incluyen:
- Deficiencia de Alfa-1 antitripsina (AAT): una condición genética que puede predisponer a daño pulmonar significativo.
- Exposición al humo de segunda mano.
- Tóxicos presentes en el aire yambientales.
- Exposición a polvo y humos en el trabajo o en aficiones.
Factores de riesgo
Si bien fumar representa el mayor riesgo, no todas las personas fumadoras desarrollan EPOC. Algunos factores que elevan el riesgo incluyen:
- Ser mujer.
- Edad avanzada, especialmente más de 65 años.
- Exposición a toxinas en el aire y en el entorno laboral.
- Trabajos con químicos, polvo o humos.
- Deficiencia de AAT.
- Historia de múltiples infecciones respiratorias durante la infancia.
Complicaciones asociadas
La EPOC puede facilitar infecciones por bacterias en los pulmones y dificultar la entrada de oxígeno y la salida de dióxido de carbono. Estas son algunas complicaciones posibles:
- Neumonía y otros procesos infecciosos respiratorios.
- Hipercapnia: elevación de dióxido de carbono en la sangre.
- Hipoxemia: niveles bajos de oxígeno en la sangre.
- Insuficiencia respiratoria.
- Pulmonar hipertensión y cor pulmonale (insuficiencia cardíaca derecha por enfermedad pulmonar).
- Neumotórax (colapso del pulmón).
- Policitemia (aumento de la cantidad de glóbulos rojos).
Diagnóstico y pruebas
Cómo se diagnostica la EPOC
El diagnóstico se basa en una evaluación clínica, revisión de la historia clínica y pruebas para medir la función pulmonar. El profesional de la salud también puede solicitar imágenes para evaluar cambios estructurales en los pulmones.
Pruebas utilizadas para confirmar el diagnóstico
- Pruebas de función pulmonar (incluida la espirometría): evalúan qué tan bien funcionan los pulmones y qué tan obstaculizado está el flujo de aire.
- Oximetría de pulso: mide la cantidad de oxígeno en la sangre mediante un sensor en el dedo.
- Pruebas de imagen: radiografías de tórax o tomografías computarizadas para identificar cambios compatibles con EPOC.
- Gas arterial (análisis de sangre para gas arterial): determina los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre.
- Pruebas de ejercicio: evalúan si la oxigenación desciende durante la actividad física.
- Electrocardiograma (ECG/EKG): verifica la función cardíaca y descarta patología cardíaca como causa de la disnea.
- Pruebas de sangre: revisión de los niveles de la proteína AAT para detectar posible deficiencia de alfa-1 antitripsina.
- Pruebas genéticas: si se sospecha una base genética de la enfermedad, se pueden realizar pruebas sanguíneas para identificar cambios relevantes.
Clasificación y etapas de la EPOC
La severidad de la EPOC se determina principalmente a partir de la volumen espiratorio máximo en un segundo (FEV1) obtenido por espirometría. Este valor indica qué tan obstruidas están las vías aéreas. Las etapas basadas en FEV1 son:
- Etapa 1: FEV1 ≥ 80
- Etapa 2: FEV1 50–79
- Etapa 3: FEV1 30–49
- Etapa 4: FEV1 < 30
se pueden usar agrupaciones A, B y E para evaluar los síntomas y el riesgo de exacerbaciones, de la siguiente manera:
- A: síntomas leves y bajo riesgo de exacerbaciones.
- B: síntomas más graves y bajo riesgo de exacerbaciones.
- E: alto riesgo de exacerbaciones.
Es importante destacar que la clasificación no siempre se correlaciona con los síntomas individuales; un paciente podría encontrarse en una etapa avanzada con síntomas leves o, por el contrario, presentar síntomas más intensos con una etapa menor. La etapa, junto con los síntomas y el historial de exacerbaciones, guía el plan de tratamiento personalizado.
Tratamiento y manejo de la EPOC
Actualmente no existe una cura para la EPOC; el objetivo del manejo es controlar los síntomas, reducir la frecuencia y la severidad de las exacerbaciones y mejorar la calidad de vida. Las estrategias habituales incluyen:
- Disuadir o dejar de fumar: la interrupción del tabaquismo es la intervención más eficaz para ralentizar la progresión de la enfermedad.
- Medicamentos inhalados: broncodiciliadores y, en algunos casos, esteroides inhalados para reducir la inflamación y abrir las vías respiratorias. Estos fármacos pueden administrarse mediante inhaladores o soluciones para nebulización.
- Terapia de oxígeno: suplementación de oxígeno para mejorar los niveles de oxígeno sanguíneo en aquellos pacientes que lo requieren.
- Rehabilitación pulmonar: programa supervisado de ejercicio, educación y entrenamiento para fortalecer la capacidad física y mejorar la autoeficacia en la gestión de la enfermedad.
- Corticosteroides sistémicos o por períodos durante exacerbaciones para reducir la inflamación aguda.
- Presión de vía aérea positiva (BiPAP u otros dispositivos) durante exacerbaciones para facilitar la respiración.
- Antibióticos cuando hay infecciones bacterianas frecuentes o durante exacerbaciones con evidencia de infección.
- Reducción de volumen pulmonar (LVR) en casos severos y seleccionados: puede implicar cirugía o procedimientos con válvulas para reducir el aire atrapado.
- Ensayos clínicos: pruebas de nuevos tratamientos para evaluar su seguridad y eficacia, cuando son apropiadas para el paciente.
Pronóstico y evolución
La pérdida de función pulmonar provocada por EPOC es irreversible. Sin embargo, con tratamiento adecuado y adherencia a las recomendaciones, es posible controlar los síntomas durante mucho tiempo y, en algunos casos, mejorar la capacidad funcional y la calidad de vida. El pronóstico depende de la severidad al diagnóstico y de la velocidad de progresión. En etapas avanzadas, la expectativa de vida suele verse reducida en comparación con la población general, especialmente si la progresión es rápida. Por ejemplo, las personas que se encuentran en etapas 3 o 4 pueden experimentar una reducción de la esperanza de vida relativamente significativa, a menudo de varios años, en relación con la media poblacional. Aun así, no es imposible vivir muchos años con la enfermedad y, con intervención adecuada, algunas personas mantienen una vida activa y relativamente independiente durante un largo periodo.
Prevención y reducción de riesgos
La prevención de la EPOC se centra principalmente en evitar o reducir la exposición a los factores de riesgo. Las medidas clave incluyen:
- Evitar fumar y reducir la exposición al humo de segunda mano.
- Protegerse de toxinas ambientales y ocupacionales cuando sea posible.
- Participar en programas de vacunación recomendados para influenza, neumococo y COVID-19, entre otros. Las vacunas pueden disminuir el riesgo de infecciones respiratorias que pueden desencadenar exacerbaciones.
- Higiene de manos, desinfección de superficies y, si corresponde, uso de mascarilla para reducir infecciones respiratorias, especialmente en temporadas de alta circulación de virus.
- Ambiente respirable adecuado y control de irritantes en el hogar y el lugar de trabajo.
Vivir con EPOC: autocuidado y estrategias prácticas
Autocuidado diario
- Avoid irritantes: evita cualquier cosa que pueda irritar los pulmones, como humo, polvo fuerte, fragancias intensas y ciertos productos químicos.
- Participar en programas de rehabilitación pulmonar: estas sesiones combinan ejercicio, educación y estrategias de manejo para fortalecer la función pulmonar y la capacidad de realizar actividades diarias.
- Consultar con un dietista: la alimentación adecuada ayuda a mantener un peso saludable y apoya la salud general y la función respiratoria.
- Tomar los medicamentos según indicación: mantener un suministro de medicación y seguir la pauta de uso para inhaladores, nebulizadores y otros dispositivos.
- Plan de manejo de exacerbaciones: acordar con el profesional de salud qué hacer ante una exacerbación, incluyendo qué medicamentos tener a mano y cuándo acudir a atención médica.
- Conocer y usar correctamente dispositivos médicos: inhaladores, nebulizadores, dispositivos de presión positiva, entre otros, con instrucciones claras de uso.
- Salud mental: el manejo de una enfermedad crónica puede afectar el bienestar emocional; buscar apoyo de profesionales de salud mental cuando sea necesario.
Cuándo consultar al profesional de salud
Si existe la posibilidad de EPOC, no se debe demorar la consulta médica, ya que un diagnóstico temprano puede reducir la progresión de los síntomas. En personas con EPOC, contacta a tu profesional de salud ante signos de infección u otros cambios en los síntomas, tales como:
- Disnea que empeora: no poder caminar una distancia que antes se podía recorrer, mayor dificultad para dormir o necesidad de usar tratamientos de aire frecuentemente.
- Cambios en el esputo, como cambios de color, presencia de sangre, olor inusual o mayor espesor del moco.
- Aumento de la tos o sibilancias.
- Nueva o mayor hinchazón en tobillos, pies o piernas, especialmente si persiste tras descansar.
- Pérdida o ganancia de peso inexplicada.
- Dolores de cabeza matutinos o mareos, debilidad marcada o fatiga extrema.
- Fiebre o escalofríos.
- Otros signos de infección respiratoria, como dolor de garganta, congestión nasal o dolor facial.
Cuándo acudir a urgencias
Buscar atención de emergencia ante síntomas graves o agudos, por ejemplo:
- Fiebre alta (superior a 39 °C / 103 °F).
- Dificultad respiratoria repentina o severa que no cede, o sensación de no poder respirar.
- Alteraciones del estado mental: inquietud, confusión, agitación o somnolencia anormal, dificultades para hablar.
- Discurso arrítmico o ataurdado (lenguaje difícil de entender).
Preguntas útiles para hacer a tu profesional de salud
- ¿Cuáles son las mejores formas de cuidarme? y mantener la función pulmonar?
- ¿Puedo mejorar mis síntomas? qué intervenciones son más adecuadas para mi caso?
- ¿Cómo tomo exactamente este medicamento? y con qué frecuencia?
- ¿Cómo uso mi inhalador, nebulizador u otros dispositivos? ¿Necesito demostrarme su uso?
- ¿Cuándo debo realizar un seguimiento? y cada cuánto?
- ¿En qué situaciones debo acudir a la sala de emergencias??
Bibliografía
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