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Linfoma folicular: etapas, síntomas, tratamiento y pronóstico

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El linfoma folicular es un linfoma de crecimiento muy lento que puede afectar a ganglios linfáticos, médula ósea y otros órganos. En muchos casos, no provoca síntomas al inicio y se considera una enfermedad crónica que puede recidivar con el tiempo. Aunque existen opciones de tratamiento, la enfermedad puede volver tras la intervención. En este artículo se describen qué es, quiénes se ven afectados, signos, diagnóstico, estadios, estrategias de manejo y pronóstico.

Qué es el linfoma folicular

El linfoma folicular es una linfoma de células B, dentro de los linfomas no Hodgkin. Es una forma de cáncer que crece de manera muy lenta y puede presentarse en distintos tejidos del sistema linfático y hematológico. Muchas personas pueden recibir el diagnóstico sin presentar síntomas, y algunos pacientes pueden ser manejados con vigilancia sin tratamiento inmediato. Con el tiempo, la enfermedad puede requerir intervenciones, y los avances terapéuticos futuros generan esperanzas de mejores resultados a largo plazo.

¿Quiénes se ven afectados?

  • Aproximadamente 3,5 por 100.000 personas padecen linfoma folicular.
  • La incidencia es mayor en personas de 65 años o más.
  • La afectación es más frecuente en hombres que en mujeres.

Cómo afecta al cuerpo

  • Se trata de un linfoma de células B, una forma de linfoma no Hodgkin.
  • Los signos y síntomas típicos incluyen >hinchazón indolora de ganglios, fiebre, sudoración nocturna abundante y pérdida de peso.
  • En muchos casos, las personas se diagnostican antes de presentar síntomas notables, y algunas pueden no necesitar tratamiento inmediato; los profesionales de la salud pueden optar por una observación vigilante o vigilancia activa.
  • El impacto emocional puede ser significativo: las personas con linfoma folicular y otros linfomas de crecimiento lento pueden experimentar ansiedad por la incertidumbre sobre la aparición de síntomas o la necesidad de iniciar tratamiento.

¿Es una enfermedad grave?

  • Transformación: el linfoma folicular puede transformarse en un linfoma más agressivo llamado linfoma difuso de células B grandes (DLBCL), aproximadamente en un 3% de los casos. Esta transformación suele asociarse a la aparición de nuevos y más significativos síntomas y a la diseminación a otras áreas del cuerpo.
  • Relapso: los síntomas pueden remitirse tras el tratamiento y luego reaparecer, dando lugar a un ciclo de remisión y recidiva que puede dificultar la sensación de “haber terminado” el tratamiento.

Síntomas y causas

Signos y síntomas

  • Hinchazón indolora de ganglios en el cuello, la axila o la ingle por linfadenopatía aumentada de tamaño.
  • Fiebre sin causa clara de infección u otro proceso.
  • Pérdida de peso no intencionada, especialmente ≥10% del peso corporal en los últimos seis meses.
  • Sudoración excesiva y escalofríos, especialmente durante la noche.
  • Fatiga persistente que limita la realización de las actividades diarias.

Causas

Los investigadores no conocen todas las causas del linfoma folicular. Se ha podido establecer que cambios cromosómicos explican aproximadamente el 85% de los casos, y estos cambios permiten que células anormales o cancerosas se multipliquen y crezcan de forma descontrolada.

Diagnóstico y pruebas

Cómo se diagnostica

  • Biopsia: extracción de tejido de un ganglio linfático para buscar signos de cáncer.
  • Tomografía por emisión de positrones (PET): evalúa la actividad de las células cancerosas y ayuda a determinar un grado tumoral.
  • Tomografía computarizada (CT): permite monitorizar la extensión de la enfermedad y evaluar la respuesta al tratamiento.

Etapas

Conocer la etapa ayuda a orientar el tratamiento. Las etapas se clasifican desde I a IV:

  • Etapa I: afectación de uno o más ganglios linfáticos en una región; representa aproximadamente el 25% de los casos al diagnóstico.
  • Etapa II: afectación de ganglios por encima y/o por debajo del diafragma en grupos de más de un sitio; alrededor del 15% de los casos.
  • Etapa III: afectación de ganglios en ambos lados del diafragma; alrededor del 26% de los casos.
  • Etapa IV: diseminación fuera de los ganglios hacia la médula ósea y/o otros sistemas de órganos; alrededor del 27% de los casos.

Manejo y tratamiento

Cómo se tratan el linfoma folicular

  • Observación activa o vigilancia: si el profesional recomienda este enfoque, se realizan revisiones regulares que incluyen exámenes físicos, pruebas de laboratorio e imágenes para monitorear la enfermedad.
  • Terapia con radiación: puede emplearse en fases tempranas de la enfermedad.
  • Terapia con anticuerpos monoclonales: fármacos de laboratorio que reconocen y matan células cancerosas específicas.
  • Quimioterapia: puede utilizarse sola o en combinación con otras modalidades terapéuticas.
  • Terapias dirigidas: medicamentos o sustancias que atacan de forma específica las células cancerosas, con menor impacto en las células normales.
  • Inmunoterapia: estimula el sistema inmunitario para aumentar la producción de células que combaten el cáncer o facilita que las células sanas identifiquen y ataquen las células malignas.
  • Trasplante de médula ósea o de células madre: considerado cuando el linfoma recae tras la quimioterapia u otras terapias.

Pronóstico / Perspectivas

El linfoma folicular es una condición de crecimiento lento y se considera una enfermedad crónica. En general, aproximadamente la mitad de las personas diagnosticadas siguen vivas casi 20 años después del diagnóstico. También se reporta que aproximadamente un 90% de las personas está viva a los 5 años tras el diagnóstico.

Prevención

Por ahora, la investigación no ha identificado medidas efectivas para reducir el riesgo de desarrollar linfoma folicular. Si hay inquietudes sobre el riesgo, es recomendable consultar al profesional de la salud para revisar antecedentes médicos personales y familiares.

Vivir con la enfermedad

Cuidados personales

  • Adoptar hábitos de alimentación y ejercicio saludables; considerar la consulta con un nutricionista para ideas de menús equilibrados.
  • La fatiga es un síntoma común y puede estar relacionada con el tratamiento; es importante escuchar al cuerpo y descansar cuando sea necesario, no solo cuando se tenga tiempo libre.
  • La cronicidad de la enfermedad puede presentar desafíos a largo plazo; hablar con un terapeuta o participar en un grupo de apoyo puede ayudar a afrontar las dificultades.

¿Cuándo debo consultar al médico?

Si se ha recibido un diagnóstico de linfoma folicular, se debe seguir un plan de revisiones establecido por el equipo de atención. Sin embargo, se debe contactar al profesional de la salud lo antes posible ante cualquier cambio en el cuerpo que pueda indicar la aparición de síntomas relacionados.

Vídeo sobre Linfoma folicular: etapas, síntomas, tratamiento y pronóstico

Bibliografía

Autor

Autor Íñigo Aranda Íñigo Aranda Íñigo Aranda es un apasionado de la divulgación en salud y bienestar. Con experiencia investigando hábitos saludables y tendencias médicas, dedica su tiempo a compartir información clara y práctica.