Trastornos de la articulación temporomandibular: síntomas, tratamiento y prevención
Los trastornos de la articulación temporomandibular (ATM) son alteraciones de la articulación de la mandíbula y de los músculos que la rodean. Se manifiestan con dolor, limitación en el movimiento y ruidos al abrir o cerrar la boca. Son condiciones relativamente frecuentes, pueden afectar a millones de personas, especialmente entre los 20 y 40 años, y tienen un pronóstico favorable en la mayoría de los casos cuando se abordan de forma adecuada. A menudo requieren un enfoque gradual que combine autocuidado, dispositivos orales y tratamiento profesional.
Qué son los trastornos de la ATM
La articulación temporomandibular conecta la mandíbula con el cráneo, permitiendo movimientos esenciales para masticar, hablar y respirar de manera coordinada. Cada lado de la cara dispone de una ATM que facilita la apertura y el cierre de la boca, así como movimientos de deslizamiento. Cuando se altera esta articulación o los músculos circundantes, surge la disfunción de la ATM (en la terminología médica, TMD). Aunque los términos ATM y TMD se usan de forma intercambiable en la práctica, ambos describen un conjunto de condiciones que pueden variar en gravedad y duración.
Entre las características clínicas típicas se incluyen dolor en la región de la mandíbula o la cara, molestias al hablar o masticar, y la sensación de que la mandíbula no se mueve con la misma facilidad de antes. En términos generales, la ATM puede verse afectada por diferentes procesos que ocasionan síntomas, y la mayoría de las personas experimenta mejoría con el manejo adecuado. Aunque el dolor y la limitación pueden ser molestos, los trastornos de la atm suelen ser tratables y, en muchos casos, no dejan secuelas a largo plazo.
Síntomas y causas
Síntomas de la disfunción de la ATM
Los signos de TMD pueden presentarse de forma variada y pueden combinarse entre sí. Los síntomas más comunes incluyen:
- Dolor en la mandíbula o en la cara que puede aparecer al masticar o al abrir la boca
- Dolores de cabeza o migrañas que pueden ser oclusivas de la mandíbula
- Rigidez o bloqueo de la mandíbula, dificultando la apertura o el cierre
- Ruidos en la articulación al mover la boca: chasquidos, clics o crujidos
- Problemas para abrir o cerrar la boca de manera suave
- Dolor de oídos o sensación de zumbido en el oído
- Dolor dental, que puede confundirse con problemas dentales comunes
- Dolor en cuello o hombros asociado a la tensión muscular de la zona
Si estos síntomas persisten, empeoran o interfieren con las actividades diarias, es importante consultar a un profesional de la salud para identificar la causa y definir el tratamiento más adecuado.
Causas
La TMD puede originarse por múltiples motivos y, a menudo, varias causas concomitan. Las causas más frecuentes son:
- Lesión de la mandíbula, como una fractura o una dislocación que afecta la articulación o los músculos circundantes
- Rechinar o apretar los dientes (bruxismo), que genera tensión continua en la ATM y en los músculos masticatorios
- Artritis en la mandíbula, que puede inflamarse y dañar las estructuras articulares
- Desalineación de la mordida o una mala oclusión que altera el reparto de fuerzas durante la masticación
- Estrés que contribuya a la tensión de la mandíbula y a hábitos de apretar o apretar durante el día
Factores de riesgo
Algunos hábitos y condiciones pueden aumentar la probabilidad de desarrollar TMD o de empeorar los síntomas. Entre ellos se destacan:
- Masticar objetos, como bolígrafos, hielo o uñas
- Mala postura que afecte la alineación de la cabeza, cuello y mandíbula
- Tomar grandes bocados de comida que exijan esfuerzos excesivos de la mandíbula
- Usar los dientes como herramientas para abrir algo o sujetar objetos
- Apretamiento o rechinamiento durante el día o dormir en posición que genere tensión en la mandíbula (p. ej., boca entreabierta, dormir boca abajo)
Cómo reducir el riesgo
Se pueden adoptar medidas simples para disminuir la probabilidad de presentar TMD o para disminuir la gravedad de sus síntomas:
- Uso de un protectores bucales o férulas nocturnas si el bruxismo está presente o si se practica deporte de contacto
- Mantener una postura adecuada al sentarse y al estar de pie
- Reducción del estrés con técnicas de respiración profunda, relajación o práctica de meditación
Complicaciones
Las disfunciones de la ATM pueden acarrear dolor crónico, dificultades para masticar y daño potencial por el desgaste asociado al bruxismo. Dado que las causas pueden solaparse, puede requerirse tiempo y paciencia para identificar el tratamiento más eficaz para cada persona.
Diagnóstico y pruebas
Cómo diagnostican este trastorno
El diagnóstico de la TMD suele basarse en la evaluación clínica y, en muchos casos, en pruebas de imagen. El profesional de la salud examinará:
- La movilidad de la mandíbula y la amplitud de apertura
- La presencia de dolor o sensibilidad alrededor de la ATM y de los músculos masticatorios
- La forma en que la mandíbula se mueve al abrirse y cerrarse
Además de la exploración física, pueden solicitarse pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico o descartar otras condiciones que podrían simular los síntomas de la TMD.
Pruebas que se utilizan
Durante la evaluación, el profesional puede realizar o solicitar lo siguiente:
- Pruebas para medir cuánto puede abrirse la boca (amplio rango de apertura)
- Palpación alrededor de la mandíbula para identificar áreas de tendencia al dolor o irritación
- Evaluación de las articulaciones al mover la boca de apertura y cierre
- Pruebas de imagen: radiografías dentales, tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM)
Detectar la TMD en etapas tempranas puede facilitar un tratamiento más eficaz y reducir la probabilidad de complicaciones a largo plazo.
Manejo y tratamiento de la ATM
Cómo se trata la ATM
El tratamiento se ajusta a la causa subyacente y a la gravedad de los síntomas. Muchas personas comienzan con estrategias no invasivas que buscan relajar la mandíbula y mejorar su movilidad. La combinación de enfoques suele ser la más eficaz, e incluye medidas de autocuidado, dispositivos y, en algunos casos, intervención profesional.
Medicación
Los fármacos pueden ayudar a aliviar dolor, inflamación y tensión muscular. Dependiendo de la situación, el profesional puede sugerir:
- Analgésicos para el dolor leve a moderado
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno o naproxeno para reducir inflamación y dolor
- Relajantes musculares para disminuir la tensión en los músculos que rodean la mandíbula
- Antidepresivos en ciertos casos para ayudar con el dolor crónico y mejorar la tolerancia al dolor
Opciones no quirúrgicas
Muchas intervenciones no quirúrgicas se enfocan en relajar la mandíbula, mejorar la movilidad y reducir factores que agraven la disfunción. Entre estas opciones se encuentran:
- Protectores bucales o férulas hechos a medida para disminuir la presión de la mandíbula durante el descanso y, si corresponde, durante la noche
- Ejercicios de la mandíbula guiados por fisioterapia para favorecer el movimiento suave y la fortalecimiento muscular
- Inyecciones de puntos gatillo (incluidas técnicas como la intradermoterapia o inyecciones con esteroides) para reducir dolor muscular localizado
- Terapia de ultrasonido para relajar músculos y disminuir tensión
- TENS (estimulación eléctrica nerviosa transcutánea) para aliviar la tensión muscular y el dolor
- Modificaciones de hábitos, como evitar alimentos muy duros o pegajosos, y adoptar una mejor postura en la vida diaria
Opciones quirúrgicas
En casos en los que las opciones conservadoras no proporcionan alivio suficiente, pueden considerarse procedimientos quirúrgicos. Las alternativas incluyen:
- Arthrscetía para lavar la articulación y eliminar fragmentos que irriten la ATM
- Arthroscopia de la ATM (procedimiento mínimamente invasivo) para visualizar y tratar estructuras dentro de la articulación
- Cirugía de la articulación abierta para problemas más complejos o daños mayores en la ATM
Con frecuencia, el tratamiento del TMD combina autocuidado, dispositivos y atención profesional para lograr el mejor resultado. Cada persona puede requerir una combinación distinta de enfoques según su situación.
¿Cuándo debo consultar a un profesional de la salud?
Si el dolor de mandíbula, los ruidos al moverla o la rigidez no mejoran con medidas de cuidado básico, o si los síntomas interfieren significativamente con las actividades diarias, es recomendable buscar atención médica. Un profesional puede ayudar a identificar la causa subyacente, descartar otras condiciones y proponer el plan de tratamiento más adecuado para cada caso.
Perspectivas y pronóstico
Qué esperar si se trata una TMD
La evolución de la TMD puede ser de corta duración o persistir durante un periodo más prolongado. Algunas personas experimentan mejoría en un plazo de una a dos semanas, mientras que otras pueden requerir cuidados continuos durante meses o incluso años. Con un tratamiento adecuado y adaptado a las necesidades de cada persona, la mayoría alcanza alivio del dolor y recupera un movimiento normal de la mandíbula.
¿Puede curarse?
Sí. Con un diagnóstico temprano y la aplicación de un plan de tratamiento adecuado, la TMD suele ser manejable y, en muchos casos, puede lograr una curación o una remisión significativa de los síntomas. Es importante mantener un seguimiento con el profesional de la salud para ajustar el plan terapéutico según la respuesta individual y evitar recurrencias o complicaciones.
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Bibliografía
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