Gastritis eosinofílica: síntomas, tratamiento y causas
La gastritis eosinofílica (GE) es una enfermedad poco frecuente en la que los eosinófilos, un tipo de glóbulo blanco, se acumulan en el revestimiento del estómago provocando inflamación y daño. Es crónica y puede afectar a personas de cualquier edad. Su diagnóstico requiere una combinación de pruebas de laboratorio, exploraciones digestivas y, a veces, pruebas de alergia. El manejo se centra en cambios dietéticos y en tratamientos para reducir la inflamación y los síntomas.
Qué es la gastritis eosinofílica
La gastritis eosinofílica es una manifestación de un grupo de trastornos llamados enfermedades eosinofilias gastrointestinales (EGID). En este cuadro, se produce una acumulación anormal de eosinófilos en la mucosa del estómago, lo que provoca inflamación (hinchazón) y daño tisular. Aunque puede presentarse a cualquier edad, es una condición crónica, y su manejo se centra en controlar los síntomas y prevenir complicaciones a lo largo del tiempo mediante vigilancia médica y ajustes en la dieta y el tratamiento.
¿Qué son los eosinófilos?
Los eosinófilos son un tipo de glóbulo blanco que forma parte del sistema inmunológico. En condiciones normales, representan aproximadamente el 1% al 5% de los glóbulos blancos. Se producen en la médula ósea y pueden aumentar frente a alérgenos, infecciones, ciertos fármacos o incluso cáncer. Los eosinófilos liberan sustancias (enzimas y proteínas) destinadas a defender al organismo, pero cuando se elevan en exceso pueden causar inflamación en los tejidos, como el estómago, y contribuir al desarrollo de gastritis o afectación de otros órganos.
¿Quiénes pueden verse afectados?
La gastritis eosinofílica puede afectar a personas de todas las edades. Con mayor frecuencia, los médicos la diagnostican en adultos entre los 30 y 50 años. En general, hay una ligera preferencia por el sexo masculino en la presentación clínica. Los antecedentes de enfermedades alérgicas pueden aumentar el riesgo de desarrollar EG, y las personas con antecedentes familiares de afecciones alérgicas pueden estar en mayor vigilancia. Entre las condiciones alérgicas asociadas que pueden coexistir se incluyen:
- Asma
- Intolerancia o alergias a ciertos alimentos
- Rinitis alérgica (fiebre del heno)
- Rinorrea (secreción nasal abundante)
- Eczema (dermatitis atópica)
Tipos de trastornos eosinofilémicos gastrointestinales
La gastritis eosinofílica forma parte de un grupo de condiciones identificadas como enfermedades eosinofilias gastrointestinales (EGID). Estas patologías pueden afectar distintas partes del tracto digestivo y, a veces, coexistir varias al mismo tiempo cuando hay una elevación de eosinófilos. Los seis tipos principales son:
- Eosinophilic colitis (involucra el colon, el intestino grueso).
- Eosinophilic duodenitis (afecta la primera porción del intestino delgado, el duodeno).
- Eosinophilic enteritis (involucra el intestino delgado).
- Eosinophilic esophagitis (EoE), la forma más común, que afecta al esófago.
- Eosinophilic gastritis (EG), que implica el estómago.
- Eosinophilic gastroenteritis (EGE), que afecta principalmente el estómago y el intestino delgado.
Además de estas condiciones, existen otras enfermedades eosinofílicas que pueden implicar el sistema gastrointestinal, como:
- Síndrome hipereosinofílico, que involucra la sangre y puede afectar cualquier órgano.
- Granulomatosis eosinofílica con poliangiitis (EGPA), que puede afectar varios órganos, incluido el corazón.
¿Qué tan común es la gastritis eosinofílica?
Los especialistas consideran que la gastritis eosinofílica es una enfermedad relativamente rara. Sin embargo, se estima que podría estar subdiagnosticada, ya que los síntomas pueden parecerse a los de otras condiciones patológicas del tracto gastrointestinal. Por ello, la sospecha clínica y las pruebas adecuadas son importantes para identificarla.
Síntomas y causas
¿Qué causa la gastritis eosinofílica?
En muchos casos, los especialistas no pueden precisar una causa exacta. Con frecuencia, la GE se debe a una respuesta anómala del sistema inmunitario frente a ciertos alimentos. Esta respuesta puede predisponer la acumulación de eosinófilos en la mucosa gástrica y provocar inflamación. Aunque la etiología precisa puede variar entre pacientes, la relación con alergias o sensibilidades alimentarias es un factor frecuente en la explicación clínica.
¿Qué síntomas suele causar?
Las manifestaciones de la gastritis eosinofílica suelen ser leves o moderadas, y pueden variar según la persona y la extensión de la inflamación. Los síntomas más habituales incluyen:
- Dolor abdominal o acumulación de líquido en el abdomen (ascitis).
- Diarrea.
- Dificultad para comer (anorexia) o para tragar (disfagia).
- Fatiga o sensación de agotamiento.
- Acidez estomacal o pirosis.
- Reducción de glóbulos rojos sanos (anemia).
- Náuseas y vómitos.
- Pérdida de peso o deterioro del crecimiento en niños.
Estos síntomas pueden aparecer de forma crónica o presentar brotes intermitentes, lo que complica el diagnóstico y la toma de decisiones terapéuticas. La severidad de los signos no siempre se correlaciona con la extensión de la inflamación observada en las pruebas, por lo que la evaluación médica individualizada es fundamental.
Diagnóstico y pruebas
El diagnóstico de gastritis eosinofílica puede tardar en hacerse, ya que sus síntomas son comunes a otras afecciones digestivas. El proceso habitual combina evaluación clínica, pruebas de laboratorio y hallazgos de exploraciones digestivas con biopsias para confirmar la presencia de eosinófilos en la mucosa estomacal.
Cómo se diagnostica
Para diagnosticar la GE, el profesional de la salud suele:
- Realizar un examen físico y revisar la historia clínica del paciente.
- Solicitar análisis de sangre, incluyendo un recuento sanguíneo completo, para detectar anomalías y descartar otras condiciones.
Qué pruebas pueden ayudar a confirmar el diagnóstico
Entre las pruebas más útiles se encuentran:
- Endoscopía superior para visualizar el conducto esofágico, el estómago y la parte proximal del intestino delgado. Durante el procedimiento se evalúan signos de inflamación, irritación o lesiones gástricas.
- Biopsia de la mucosa gástrica tomada durante la endoscopia. El análisis por un patólogo en el laboratorio permite contar los eosinófilos. Si el recuento de eosinófilos es mayor de lo normal, puede indicar GE.
- Pruebas de alergia que ayudan a identificar alérgenos potenciales en los alimentos que podrían desencadenar o empeorar la inflamación.
La endoscopia con biopsias es la piedra angular del diagnóstico, ya que permite observar cambios visibles en la mucosa y confirmar, mediante el conteo de eosinófilos en las muestras, la presencia de GE. En algunos casos, la inflamación puede estar localizada en capas más profundas de la pared estomacal, lo que podría dificultar la detección con biopsias simples; en esas situaciones, se pueden requerir enfoques diagnósticos adicionales o repetidos.
Tratamiento y manejo
¿Existe una cura?
Actualmente, la gastritis eosinofílica no tiene una cura definitiva. Sin embargo, existe la posibilidad de controlar los síntomas y la inflamación mediante una combinación de cambios en la dieta y medicamentos. Con un manejo adecuado y seguimiento médico, la mayoría de las personas puede llevar una vida activa y saludable a pesar de la enfermedad.
¿Qué opciones de tratamiento existen?
El tratamiento se individualiza según los síntomas y la gravedad de la GE. Las estrategias clave incluyen:
- Cambios dietéticos para evitar alérgenos alimentarios o sustancias que desencadenen la inflamación:
- Dieta de eliminación: eliminación de ciertos alimentos sospechosos de provocar reacciones alérgicas.
- Dieta elemental: sustitución de la alimentación por una fórmula líquida específica que provee nutrición sin los alimentos que desencadenan la respuesta inmunitaria.
- En lactantes o niños pequeños, la fórmula infantil podría necesitar ajustes para facilitar la tolerancia y reducir los síntomas; en algunos casos, los pacientes pueden requerir suplementos de hierro si hay anemia.
- Medicamentos para reducir la inflamación y modular la respuesta inmune, entre ellos:
- Corticosteroides (p. ej., prednisona o budesonida) para disminuir la inflamación de la mucosa gástrica.
- Inmunosupresores (p. ej., azatioprina) para disminuir las reacciones del sistema inmunitario que alimentan la eosinofilia.
La elección de la terapia depende de los síntomas específicos, la extensión de la afectación y la respuesta al tratamiento inicial. En algunos casos se pueden requerir consultas con especialistas en nutrición o alergología para optimizar la dieta y la identificación de alérgenos. El seguimiento suele incluir revisiones periódicas y, a veces, repetición de endoscopias y biopsias para ajustar el plan terapéutico.
Pronóstico
El pronóstico para la gastritis eosinofílica suele ser favorable en la mayoría de los casos. No obstante, es una condición crónica caracterizada por brotes y remisiones. Con un diagnóstico temprano y tratamiento adecuado, la mayor parte de las personas puede mantener una buena calidad de vida y prevenir complicaciones graves. El control a largo plazo requiere vigilancia, adherencia al tratamiento y ajustes según la evolución clínica.
Prevención
La prevención de la GE depende, en gran medida, de la causa subyacente. Dado que las alergias son una de las causas más comunes de la elevación de eosinófilos, reducir la exposición a alérgenos y gestionar adecuadamente las alergias puede ayudar a disminuir el riesgo o la severidad de los episodios. Las recomendaciones generales incluyen mantener una dieta equilibrada, evitar alérgenos conocidos y seguir las indicaciones médicas para la dieta y la medicación. Si existe antecedentes de alergias o de EG en la familia, es fundamental consultar con el profesional de salud para una vigilancia adecuada.
Vivir con la gastritis eosinofílica
La gastritis eosinofílica puede afectar la calidad de vida, especialmente cuando hay que realizar cambios dietéticos significativos o cuando surgen brotes de síntomas. Muchas personas deben adaptar su alimentación para evitar alérgenos y, en algunos casos, pueden requerir medicación a largo plazo. Estos cambios pueden implicar retos prácticos y sociales, pero con apoyo adecuado y plan de manejo, es posible mantener la actividad diaria y el bienestar emocional. La comunicación abierta con el equipo de salud y, si es necesario, con nutricionistas o grupos de apoyo, puede facilitar la adherencia al tratamiento y la identificación de estrategias para convivir con la enfermedad.
Cuándo buscar atención médica
Se debe buscar atención médica si aparecen o persisten síntomas como dolor abdominal significativo, empeoramiento de la acidez, náuseas, vómitos, pérdida de peso no intencionada o signos de malestar general. Es importante discutir con el profesional de salud la respuesta a cambios dietéticos y a la medicación, y si es necesario, puede derivarse a un gastroenterólogo para una evaluación más detallada. Un seguimiento estrecho permite ajustar el plan de tratamiento y reducir el riesgo de complicaciones.
Bibliografía
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