Púrpura: manchas de sangre, trombocitopenia, síntomas y causas
La purpura es un signo clínico caracterizado por manchas moradas o púrpuras en la piel o en las mucosas (por ejemplo, en la boca o la garganta) causado por la filtración de sangre de vasos pequeños. No es una enfermedad en sí misma, sino una manifestación de una condición subyacente que puede afectar la coagulación, la integridad de los vasos sanguíneos o el recuento de plaquetas. Su evaluación requiere identificar la causa para orientar el tratamiento y reducir riesgos.
Qué es la purpura y cómo se manifiesta
Manifestaciones visuales y ubicación
La purpura se presenta como manchas pequeñas y planas en la piel. En personas con piel más clara, suelen verse rojas o moradas; en tonos de piel más oscuros pueden verse marrones o violáceas. A menudo se describe como una mancha de sangre bajo la piel, y puede agruparse en una zona o aparecer como una mancha más grande. Al presionar la zona, el colores no desaparece (no hay aclaramiento al aplicar presión).
Distribución típica
La purpura puede desarrollarse en cualquier parte de la piel, pero es más frecuente en las extremidades (brazos, manos, pies y piernas). También puede aparecer en la mucosa oral u otras membranas mucosas.
Clasificación y diferencias clave
Según el tamaño
- Petequias: puntos diminutos, con diámetro inferior a 4 milímetros.
- Purpura: lesiones que miden entre 4 y 10 milímetros.
- Ecchymosis (moretones): lesiones mayores de 1 centímetro.
Entre purpura trombocitopénica y no trombocitopénica
- Purpura trombocitopénica: se acompaña de recuentos bajos de plaquetas. Las plaquetas no cumplen su función normal de coagulación, lo que facilita el sangrado.
- Purpura no trombocitopénica: se observa purpura con recuentos de plaquetas dentro de rangos normales; la causa de la purpura no se relaciona directamente con un recuento bajo de plaquetas.
Condiciones de emergencia poco comunes
Existen situaciones graves de purpura que requieren atención médica inmediata, entre ellas:
- Trombocitopenia inducida por heparina: una reacción adversa a la heparina que provoca una coagulación anómala.
- Necrosis cutánea inducida por warfarina: daño tisular de la piel tras una respuesta adversa a la warfarina.
- Coagulación intravascular diseminada (CID): tendencia a la sobrecoagulación que consume factores de coagulación y plaquetas.
Purpura senil
En personas mayores, la purpura puede aparecer por el debilitamiento de los vasos sanguíneos y la exposición al sol. Este tipo suele asociarse a envejecimiento de la piel y de los vasos, y no siempre indica una enfermedad grave.
Factores de riesgo y causas
Principales causas de purpura
La purpura no es una enfermedad aislada; es un signo que señala una condición subyacente. Las causas varían según si hay trombocitopenia o no:
Causas de purpura trombocitopénica
- Medicamentos o fármacos que afectan la función plaquetaria o la coagulación.
- Trastornos inmunitarios, como purpura trombocitopénica idiopática (PTI) o trombocitopenia inmune.
- Infecciones en la sangre o sistémicas.
- Infecciones por HIV, hepatitis C u otros virus como rubela o Epstein-Barr.
- Infección bacteriana grave, como la fiebre picadura de Rocky Mountain.
- Lupus y otros trastornos autoinmunes.
- Enfermedades de la médula ósea que afecten la producción de células sanguíneas.
Causas de purpura no trombocitopénica
- Medicamentos o esteroides que afecten la coagulación o la función plaquetaria.
- Trastornos de la coagulación sanguínea.
- Vasos sanguíneos debilitados por edad o exposición al sol.
- Condiciones congénitas que afectan el tejido conectivo, como ciertas variantes hereditarias.
- Inflamación de los vasos sanguíneos (vasculitis).
- Deficiencia de vitamina C.
Factores de riesgo generales
- Trastornos de la coagulación o plaquetas alteradas.
- Mala salud de los vasos sanguíneos (fragilidad, inflamación).
- Deficiencias nutricionales.
- Trastornos congénitos del tejido conectivo.
- Presencia de ciertos cánceres o enfermedades de la médula ósea.
Complicaciones potenciales
La purpura en sí misma no suele causar complicaciones; sin embargo, la condición subyacente que la produce puede ser seria. Si la purpura se debe a un trastorno de coagulación o a una baja de plaquetas, existe riesgo de sangrado significativo. Es importante consultar a un profesional de salud ante manchas o moretones inusuales para identificar y tratar la causa subyacente y reducir riesgos.
Diagnóstico
Enfoque diagnóstico
La purpura no es un diagnóstico único; es un signo que debe ser evaluado para identificar la causa. El proceso suele incluir:
- Examen físico detallado y revisión de antecedentes médicos y medicación actual.
- Evaluación de tamaño, color y distribución de las manchas.
- Cuantificación de la severidad y el tiempo de aparición.
Pruebas útiles
- Hemograma completo (CBC) para evaluar el recuento de plaquetas y detectar posibles anemias o infecciones.
- Biopsia de piel en algunos casos para determinar la causa subyacente.
Paso diagnóstico inicial
El primer objetivo es decidir si la purpura se relaciona con un trastorno de la coagulación o con un problema de plaquetas. Si el recuento de plaquetas es bajo, se enfoca la investigación en procesos trombocitopénicos; si las plaquetas están en rango normal, la evaluación puede orientarse hacia vasculitis, fragilidad de vasos o deficiencias vitamínicas, entre otros.
Tratamiento y manejo
Enfoque general
El tratamiento de la purpura consiste en identificar y tratar la causa subyacente de la hemorragia. En algunos casos, la purpura se resuelve por sí sola sin necesidad de intervención específica. Una vez determinada la causa, el manejo puede incluir cambios en medicación, tratamiento de la enfermedad de base y medidas para afrontar la aparición de las manchas (por ejemplo, cubrir o proteger las zonas afectadas).
Opciones terapéuticas específicas
- Corticosteroides: a menudo se emplean para disminuir la destrucción de plaquetas en ciertas formas de purpura trombocitopénica.
- Inmunoglobulina intravenosa (IVIG): puede usarse para elevar el recuento de plaquetas de manera rápida en situaciones específicas.
- Medicamentos inmunosupresores: como rituximab y azatioprina, para reducir la destrucción autoinmune de plaquetas o controlar enfermedades autoinmunes subyacentes.
- Agonistas del receptor de la trombopoyetina: romiplostim y eltrombopag, dirigidos a aumentar el recuento de plaquetas cuando hay producción insuficiente.
- Transfusión de plaquetas: en casos severos para añadir plaquetas directamente a la circulación.
- Esplenectomía: reducción de la destrucción de plaquetas en ciertos cuadros refractarios, al eliminar el principal sitio de destrucción de plaquetas en el bazo.
Como con cualquier tratamiento, existen posibles efectos secundarios. Es importante discutirlos con el equipo de salud para comprender qué esperar y cómo manejarlos.
Cuándo consultar y qué hacer ante la purpura
Cuándo debe recibir atención médica
Si observa purpura o manchas, parches o decoloración en la piel, debe consultar a un profesional de salud. Si la purpura está relacionada con un trastorno de coagulación o con niveles bajos de plaquetas, puede representar un riesgo vital. En otros casos, la purpura puede resolverse con tratamiento mínimo, pero solo una evaluación profesional permite confirmar la causa y la adecuada gestión.
Preguntas frecuentes sobre la purpura
¿La purpura duele?
En la mayoría de los casos, la purpura no provoca picor ni dolor. Sin embargo, algunas personas pueden experimentar mayor sensibilidad o molestia en la zona afectada.
¿La purpura parece una infección cutánea o una erupción?
Pudiera parecerse a una erupción, especialmente cuando hay múltiples puntitos pequeños agrupados. Si las manchas son superficiales o extensas, o si hay sangrado inusual, es fundamental buscar evaluación médica para descartar causas subyacentes graves.
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Bibliografía
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