Descoloración de la piel
La pigmentación de la piel se refiere a cambios en el color de la piel que difieren del tono habitual de cada persona. Estas variaciones pueden presentarse como manchas o parches de distintos colores: marrón, rojo, blanco, rosado, púrpura o negro, y dependen tanto del tono de piel como de la causa subyacente. La pigmentación se debe principalmente a la producción de melanina; cuando las células que la producen se dañan o funcionan de forma anómala, puede haber exceso o defecto de melanina. Conocer las posibles causas, métodos de diagnóstico y opciones terapéuticas ayuda a abordar la decoloración de forma adecuada y a prevenir complicaciones o preocupaciones innecesarias.
Definición y causas generales
La pigmentación de la piel está estrechamente ligada a la melanina, el pigmento que da color a la piel, el cabello y los ojos. Normalmente, las células pigmentarias regulan la cantidad de melanina producida y reparan daños. Sin embargo, cuando hay un desequilibrio, la piel puede volverse más oscura (hiperpigmentación) o más clara (hipopigmentación) respecto del color base. Diversos procesos pueden provocar estos cambios, desde condiciones cutáneas y marcadores de nacimiento hasta infecciones, lesiones, condiciones médicas o efectos de fármacos. A continuación se detallan las principales categorías de causas y ejemplos representativos.
Manchas de nacimiento y lunares
Las manchas de nacimiento son áreas de coloración que están presentes al nacer o poco después. Pueden clasificarse en vasculares o pigmentadas según su origen. Las manchas vasculares se deben a vasos sanguíneos anómalos, mientras que las pigmentadas resultan de una producción irregular de melanina. Entre las manifestaciones más comunes se encuentran:
- Hemangiomas en fresa: agrupaciones de pequeños vasos sanguíneos que forman una elevación roja o rosada en la piel, recordando una fresa. Suelen disminuir o resolverse alrededor de los 10 años.
- Mancha de vino de Oporto: marca plana de color rojo oscuro o púrpura causada por vasos sanguíneos agrandados. No suele desaparecer por sí sola, aunque ciertos tratamientos pueden atenuarla.
- Manchas café con leche: zonas planas de color café que aparecen al nacer; en general son benignas, pero pueden indicar condiciones genéticas en ciertos contextos.
- Manchas azules mongoles: parches azulados o grisáceos presentes al nacer, típicamente en la región de las nalgas o la espalda; suelen desvanecerse con el tiempo.
- Manchas salmón (manchas de cigüeña): agrupación de vasos sanguíneos rosados o rojizos que aparece en la nuca o la frente de un recién nacido y suele desaparecer hacia los 2 años.
Los lunares (nevus) son crecimientos marrones o negros que pueden aparecer aislados o en grupos. En la mayoría de los casos son benignos, pero pueden cambiar con el tiempo o incluso desaparecer. También pueden formarse nuevos lunares a lo largo de la vida. Dado que algunos lunares pueden evolucionar hacia cáncer de piel, es importante observar cualquier cambio en su forma, tamaño, textura o color. Las señales conocidas como ABCDE permiten identificar lunas que podrían ser cancerosos:
- A Asimetría: una mitad del lunar no coincide con la otra.
- B Bordes: bordes irregulares o poco definidos.
- C Color: variaciones de color dentro del lunar.
- D Diámetro: diámetro mayor de 6 mm o crecimiento reciente.
- E Evolución: cambios en el tamaño, forma o elevación a lo largo del tiempo.
Erupciones cutáneas e infecciones
Muchos brotes cutáneos o infecciones pueden provocar cambios de color en la piel. Algunas de las condiciones más comunes que afectan el aspecto de la piel son:
- Eczema (dermatitis atópica): causa piel seca y prurito; puede presentar cambios de color y textura con el tiempo y responde a emolientes o tratamientos farmacológicos.
- Psoriasis: se manifiesta con placas gruesas y escamosas; el manejo habitual incluye cremas, ungüentos y, a veces, terapias más intensivas.
- Dermatitis de contacto: erupción roja, ardorosa o con vesículas tras contacto con alérgenos o irritantes; el tratamiento puede involucrar cremas anti-pruriginosas y, en algunos casos, esteroides tópicos.
- Rosácea: aparición de pápulas rojas en la cara y empeoramiento con dilatación de vasos sanguíneos; el manejo puede incluir tratamiento tópico o terapias con láser.
- Tinea versicolor (tiña versicolor): parches de piel descolorida provocados por una infección fúngica; tratable con antifúngicos tópicos u orales.
- Ringworm (tiña): erupción circular causada por hongos; se trata con antifúngicos tópicos o sistémicos.
Condiciones de la piel
Algunas condiciones cutáneas son genéticas o están relacionadas con cambios hormonales y pueden alterar la pigmentación de manera persistente. Entre ellas destacan:
- Vitiligo: enfermedad autoinmune que provoca la pérdida de color en parches de la piel; los tratamientos pueden incluir terapia de camuflaje, repigmentación, fototerapia y, en ocasiones, cirugía.
- Albinismo: condición genética que resulta en niveles reducidos de melanina en piel, cabello y/o ojos; es un estado de por vida sin cura, que requiere protección estricta contra la exposición solar.
- Melasma: parches marrones o grisáceos que suelen aparecer por cambios hormonales o por ciertos fármacos; suele resolverse con el tiempo, aunque algunas personas buscan cremas despigmentantes o tratamientos con láser de forma supervisada.
- Manchas de la edad (liver spots): manchas planas que aparecen tras la exposición solar; pueden presentarse en distintos tonos de marrón, beige o negro; existen cremas tópicas, tratamientos con láser y otros procedimientos para atenuarlas.
Cáncer de piel
El cáncer de piel suele desarrollarse con la exposición solar, especialmente en la cara, brazos, manos y cuello. Los diferentes tipos incluyen:
- Quistes actínicos: parches ásperos y escamosos que pueden evolucionar hacia cáncer; a veces presentan una costra amarillenta o marrón en la superficie.
- Carcinoma de células basales: el tipo más común; se manifiesta como bultos brillantes, rojos o que pican y pueden sangrar.
- Carcinoma de células escamosas: sean parches rojos, llagas o áreas escamosadas que a menudo sangran y sanan en ciclos.
- Melanoma: la forma más invasiva; puede aparecer en lunares existentes o surgir como una mancha nueva oscura. Requiere evaluación rápida y manejo especializado.
Condiciones de salud que pueden afectar la pigmentación
Ciertos trastornos médicos o tratamientos pueden provocar hiperpigmentación o hipopigmentación. Entre ellos se incluyen:
- Inflamación: la inflamación cutánea puede producir zonas más oscuras tras la curación de quemaduras, exposiciones solares intensas o blisters.
- Lupus: algunas personas con lupus pueden presentar erupciones nasales y en las mejillas tras exposición al sol.
- Enfermedad de Addison: puede generar parches de piel más oscuros en zonas de pliegues o articulaciones.
- Erupciones asociadas a la diabetes: algunas personas con diabetes pueden desarrollar parches decolorados en la piel.
- Medicamentos: ciertos fármacos pueden provocar aclaramiento o oscurecimiento de la piel como efecto secundario.
- Cáncer o síndromes paraneoplásicos pueden ocasionar cambios pigmentarios en la piel.
Diagnóstico y manejo
Cómo diagnostican los médicos la pigmentación de la piel
Para determinar la causa de la decoloración, el profesional de la salud realizará un interrogatorio y una exploración física detallada. Entre las pruebas y evaluaciones habituales se incluyen:
- Examen visual de la piel y de las lesiones o manchas sospechosas.
- Observación de la piel bajo una lámpara de Wood, que ayuda a distinguir entre diferentes tipos de pigmentación y condiciones subyacentes.
- Biopsia de piel cuando sea necesario, para examinar muestras al microscopio y confirmar o descartar malignidad u otros procesos.
- Pruebas de sangre en determinadas situaciones para afinar el diagnóstico de condiciones sistémicas o hormonales.
Tratamiento y manejo de la pigmentación
El tratamiento depende esencialmente de la causa subyacente. Si la decoloración se explica por una condición médica, tratar esa causa puede mejorar o normalizar la pigmentación. En casos de lesiones cancerosas o precancerosas, es habitual que se requiera intervención quirúrgica para resecar las áreas afectadas, o bien terapias como radiación u otros tratamientos oncológicos. Algunas de las estrategias de manejo pueden abarcar:
- Tratamientos antifúngicos en formas tópicas, orales o en champú para infecciones fúngicas que provocan pigmentación irregular.
- Cremas o lociones despigmentantes para atenuar manchas oscuras o difuminarlas cuando están relacionadas con condiciones pigmentarias no cancerígenas.
- Procedimientos estéticos o dermatológicos: pueden incluir exfoliaciones químicas, tratamientos con láser o dermoabrasión para mejorar la textura y el tono de la piel.
- Tratamientos tópicos o sistémicos recetados como antibióticos, antifúngicos o corticosteroides, según la indicación clínica.
- Maquillaje o camuflaje para disimular temporalmente la decoloración y mejorar la estética mientras madura el tratamiento adecuado.
- Cirugía o procedimientos indicados para extirpar lesiones sospechosas o cancerosas, cuando corresponde.
Prevención y cuidado diario
Muchas causas de decoloración son inevitables (por ejemplo, manchas de nacimiento) o genéticas; sin embargo, para reducir el riesgo de otros cambios pigmentarios o de daño cutáneo, se pueden seguir algunas pautas generales. Estas recomendaciones no sustituyen el diagnóstico médico, pero sí contribuyen a mantener la piel en buen estado y a disminuir riesgos asociados a la exposición solar o irritantes:
- Protección solar continua: aplicar protector solar de amplio espectro incluso en días nublados, y renovar cada dos horas cuando se esté al aire libre.
- Evitar camas de bronceado y lámparas UV, que aumentan el riesgo de hiperpigmentación y cáncer de piel.
- Ropa protectora y prendas holgadas cuando se esté al exterior, para reducir la exposición directa al sol.
- Higiene y cuidado de la piel: mantener la piel limpia y humectada, evitando irritantes y sustancias químicas agresivas que puedan provocar dermatitis.
- Atención a los cambios: vigilar cualquier lunar o mancha nueva, o cambios en lunares existentes, y consultar ante cambios de tamaño, forma, color o bordes irregulares.
Cuándo consultar al profesional de la salud
Se recomienda realizar un control anual de la piel para detectar cambios a tiempo. debe buscar atención médica inmediata si nota alguno de los siguientes signos o situaciones:
- Manchas o lunares que se ven diferentes a los demás, que pican, sangran, o cambian de forma o color.
- Lunares o lesiones que cambian de tamaño, forma o color de forma rápida.
- Una llaga o lesión que no cicatriza en un plazo razonable.
La supervisión regular de la piel por un profesional de la salud ayuda a detectar posibles problemas de pigmentación y a guiar el manejo adecuado, ya sea desde el punto de vista cosmético, dermatológico o oncológico.
Bibliografía
Autor
