¿Son adecuados para ti los supresores de apetito recetados?
Los supresores del apetito son fármacos utilizados para la pérdida de peso en personas con obesidad, especialmente cuando otros cambios en la dieta y la actividad física no han sido suficientes. Actúan modificando la percepción de hambre y la saciedad al interactuar con hormonas, neurotransmisores y péptidos del cuerpo. Su uso debe acompañarse de un plan de alimentación con calorías reducidas y ejercicio regular, bajo supervisión médica para optimizar resultados y minimizar riesgos.
Definición y fundamentos
Los supresores del apetito forman un conjunto de medicamentos destinados a reducir la cantidad de calorías que una persona ingiere al disminuir la sensación de hambre o acelerar la saciedad. Se recomiendan principalmente en personas con obesidad, definida por un índice de masa corporal (BMI) igual o superior a 30. En algunos casos, pueden considerarse cuando el BMI es superior a 27 y existen comorbilidades relacionadas con la obesidad, como diabetes tipo 2, hipertensión, dislipidemia o dolor articular. El objetivo es facilitar la consecución de una pérdida de peso que contribuya a mejorar la salud general.
Tipos de supresores del apetito
Uso a largo plazo: fármacos de prescripción
Los fármacos autorizados por las agencias regulatorias para uso prolongado requieren prescripción médica y suelen emplearse cuando se necesita una pérdida de peso sostenida más allá de semanas o meses. Entre los más estudiados y utilizados se encuentran:
- Liraglutide (Saxenda). Es una medicación inyectable de uso subcutáneo.
- Semaglutide (Wegovy). También se administra por vía subcutánea.
- Naltrexona–bupropión (Contrave). Presentada en forma de comprimidos.
- Phentermine–topiramato (Qsymia). Comprimidos combinados que actúan sobre distintas vías del apetito.
La elección de uno u otro fármaco depende de múltiples factores, como el perfil de efectos adversos, las condiciones de salud existentes y la respuesta individual. La adherencia a un plan de estilo de vida, con una reducción calórica y actividad física regular, sigue siendo fundamental para obtener resultados significativos y sostenibles.
Uso a corto plazo: fármacos de prescripción
Existen otros fármacos autorizados para uso breve, generalmente hasta 12 semanas (alrededor de tres meses). Estos fármacos pueden ser útiles para iniciar la pérdida de peso en personas seleccionadas y deben utilizarse con precaución debido a su potencial de adicción y a efectos secundarios serios. Entre ellos se encuentran:
- Benzphetamine (Didrex®, Regimex®).
- Diethylpropion (Tenuate®, Tenuate Dospan®).
- Phendimetrazine (Prelu-2®).
- Phentermine (Dipex-P®, Atti-Plex P®, Pro-Fast® y otros).
Estos fármacos son sustancias controladas y pueden conllevar riesgo de adicción y efectos peligrosos si se usan fuera de la indicación prescrita. Es fundamental informar al profesional de la salud sobre antecedentes de uso de sustancias o historial de trastornos por consumo de sustancias (TCS) o antecedentes familiares de TCS antes de iniciar estos tratamientos.
Medicamentos de venta libre y suplementos
Existen productos de venta libre que se comercializan para la pérdida de peso y que pueden contener estimulantes como efedra, efedrina o cafeína. Algunos de estos productos han sido vinculados a casos de serias complicaciones cardíacas, convulsiones y otras emergencias. Es prudente consultar a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier suplemento de venta libre para la pérdida de peso, ya que pueden interactuar con otros fármacos y condiciones de salud.
Mecanismo de acción
La regulación del hambre y la energía es un proceso complejo que implica varias estructuras corporales y un conjunto de moléculas que trabajan de forma coordinada. Entre los sistemas involucrados están:
- El cerebro y el sistema nervioso, que procesan señales de hambre y saciedad.
- El páncreas, que secreta hormonas que influyen en el metabolismo energético.
- El tejido adiposo, que almacena grasa y emite señales metabólicas.
- El estómago y el tracto intestinal, que liberan péptidos y hormonas en respuesta a la ingesta de alimentos.
Entre las moléculas que modulan el apetito se encuentran:
- Hormonas como ghrelina, leptina, insulina y cortisol, que coordinan funciones corporales y señales de hambre o saciedad.
- Neurotransmisores como GABA y serotonina, que intervienen en la regulación del apetito y el estado de ánimo.
- Péptidos como GLP-1 (glucagón-like peptide 1), que participan en la señalización de saciedad.
Los supresores del apetito actúan de forma específica para cada medicamento, afectando determinadas hormonas, neurotransmisores o péptidos. En conjunto, los efectos globales suelen traducirse en una reducción de la sensación de hambre o una saciedad más rápida tras la ingesta de menos alimento, lo que facilita la reducción calórica y la pérdida de peso cuando se acompaña de hábitos saludables.
Indicaciones y criterios de uso
Candidatos adecuados
Los profesionales de la salud suelen considerar el uso de supresores del apetito en personas con obesidad, principalmente cuando las modificaciones de la dieta y el aumento de la actividad física no han logrado la pérdida de peso deseada. Los criterios más habituales incluyen:
- Obesidad con BMI ≥ 30.
- Sobrepeso con comorbilidades relacionadas como diabetes tipo 2, hipertensión, dislipidemia o dolor en las articulaciones, cuando el BMI es ≥ 27.
- Evaluación individual de riesgos y beneficios, considerando antecedentes médicos, otras medicaciones y posibles interacciones.
La decisión de iniciar un tratamiento farmacológico debe tomar en cuenta que los supresores del apetito no sustituyen un cambio de estilo de vida: el objetivo es facilitar la adherencia a una dieta de menor energía y a la actividad física regular para lograr una pérdida de peso sostenida.
Beneficios y riesgos
Ventajas potenciales
Los estudios han mostrado que los supresores del apetito, en promedio, pueden contribuir a una pérdida de peso de 5% o más respecto al peso inicial cuando se emplean dentro de planes de reducción calórica y aumento de la actividad física. En analíticas que agregan múltiples estudios, ciertos fármacos como phentermine–topiramato y agonistas de GLP-1 (p. ej., liraglutide y semaglutide) destacan entre los más efectivos para reducir peso en personas con obesidad, con reducciones típicas de peso entre 6% y 11%.
Efectos secundarios y consideraciones de seguridad
Cada fármaco puede provocar un repertorio diferente de efectos adversos, por lo que es imprescindible revisar con el profesional de la salud los posibles riesgos antes de iniciar cualquier tratamiento. Entre los efectos adversos más comunes asociados con los supresores de uso prolongado pueden figurar:
- Estreñimiento
- Diarrea
- Dolor abdominal
- Náuseas
- Indigestión
- Dolor de cabeza
Para los supresores de uso corto, que son sustancias controladas, pueden presentarse efectos adversos adicionales de mayor intensidad o frecuencia, tales como:
- Palpitaciones rápidas o irregulares (taquicardia o arritmias).
- Mareos y alteraciones del estado de ánimo (depresión o ansiedad).
- Alteraciones cognitivas como agitación, delirios o psicosis.
- Náuseas y vómitos, diarrea o estreñimiento, dolor abdominal.
- Insomnio, dolor de cabeza y boca seca.
La seguridad a largo plazo de estos fármacos es generalmente buena cuando se utilizan según indicaciones, pero los tratamientos a corto plazo requieren precaución adicional debido al riesgo de efectos graves y al potencial adictivo. algunas medicaciones pueden interactuar con otros fármacos, incluyendo antidepresivos y ansiolíticos, y podrían empeorar ciertas condiciones como hipertensión, trastornos del estado de ánimo y glaucoma.
Seguridad y consideraciones clínicas
Interacciones y contraindicaciones
Antes de iniciar un supresor del apetito, es clave revisar posibles interacciones medicamentosas con otros fármacos que ya esté tomando, así como condiciones de salud preexistentes. Algunas combinaciones pueden aumentar el riesgo de efectos adversos o disminuir la eficacia del tratamiento. En especial, se debe ser cauteloso si hay antecedentes de trastornos del estado de ánimo, hipertensión mal controlada o problemas de ojo como glaucoma.
Interacciones específicas
El tipo de fármaco determina los posibles efectos y su manejo. Por ejemplo, algunos fármacos pueden afectar el sistema cardiovascular o el sistema nervioso central, por lo que requieren monitorización clínica regular. La conversación con el profesional de la salud debe abarcar:
- Riesgo de interacciones con antidepresivos y otros fármacos que afecten el estado de ánimo o la presión arterial.
- La posibilidad de empeorar condiciones preexistentes como hipertensión o glaucoma.
- La necesidad de un plan de seguridad que explique qué hacer ante la aparición de efectos adversos graves.
Precauciones y supervisión
En el uso de supresores, la supervisión médica regular es esencial para valorar la respuesta, ajustar dosis si es necesario y vigilar posibles efectos adversos. la terapia farmacológica debe integrarse con cambios de estilo de vida: mantener un presupuesto calórico razonable, una dieta balanceada y un programa de actividad física adecuado para la salud individual.
Seguridad de los productos de venta libre (OTC)
Los suplementos de venta libre para la pérdida de peso pueden contener estimulantes como efedrina o cafeína. Aunque algunos consumidores buscan beneficios rápidos, existen preocupaciones sustanciales sobre la seguridad de estos productos. Se han asociado con reportes de eventos graves, como problemas cardíacos, convulsiones y, en casos extremos, complicaciones vitales. Por ello, se recomienda consultar a un profesional de la salud antes de usar OTC, especialmente si se tienen condiciones de salud preexistentes o se toman otros fármacos.
Cuándo consultar al profesional de la salud
Señales para buscar atención médica
Si pruebas un supresor del apetito, es fundamental mantener un seguimiento regular con tu profesional de la salud para evaluar su efectividad y tolerabilidad. Debes contactar al médico de inmediato si aparecen efectos adversos peligrosos o inusuales, como:
- Latidos irregulares o sensación de palpitar anormalmente.
- Delirio, confusión o cambios marcados en el estado mental.
- Dolor en el pecho, dificultad para respirar o desmayo.
- Síntomas persistentes de náuseas, vómitos, dolor abdominal o alteraciones del sueño.
Un manejo adecuado exige revisión continua de beneficios y riesgos, y la posibilidad de ajustar o suspender el tratamiento si la balanza beneficio-riesgo no es favorable.
Consideraciones finales sobre el uso de supresores del apetito
Los supresores del apetito deben considerarse como parte de un plan integral para la pérdida de peso que incluya una reducción calórica moderada, una actividad física regular y un seguimiento médico continuo. Aunque algunos fármacos pueden ayudar a lograr una reducción de peso significativa, ninguno sustituye a hábitos de vida sostenibles a largo plazo. La elección del fármaco debe basarse en una evaluación clínica detallada, considerando el perfil de seguridad, las comorbilidades, las preferencias del paciente y la respuesta individual al tratamiento. La comunicación abierta con el equipo de atención médica facilita decisiones informadas y seguras para mejorar la salud general.
Bibliografía
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